efecto sorpresa en tus presentaciones
- Nuria Jiménez
- 27 sept 2018
- 4 Min. de lectura

3 consejos fáciles para crear el efecto sorpresa en una conferencia
¡Enseñando una teta! A no ser que estés exponiendo en otro lugar que no sea el Salón del porno. En este caso, vas a tener que currártelo un poco más. Tanto si es este tu caso como si simplemente prefieres que tu exposición se recuerde por logros menos retratables, hoy te traigo unos consejos fáciles de empezar a implementar para que tu próximo #monólogo sea sorprendente.
Corre el rumor de que el #público no puede enfocar su atención en una misma cosa durante más de veinte minutos. Discrepo. En mi experiencia he comprobado que sí pueden sostener su interés por más de veinte minutos e incluso una hora, así como también he comprobado que a veces no somos capaces de sostener esa atención durante tres minutos seguidos.
Todas recordamos algún monólogo o conferencia que nos ha hecho explotar la cabeza
Aunque no recordemos exactamente punto por punto de qué nos hablaron. Recordamos que se nos pasó volando, nos reímos y el final fue apoteósico.
Y aunque tendemos a olvidar las charlas que nos han matado de aburrimiento, lo que nunca olvidamos es la cara del/la exponente. Es volver a verla y girarnos al grito de “¡buah! ¡qué muermo! qué pérdida de tiempo aquel show/conferencia/charla TedX”.
Puede que también nos haya pasado estando del otro lado. Siendo la cómica que no sabe por qué de repente es invisible para el público. La desolación que acompaña a esa revelación mientras estamos en el escenario es indescriptible.
Los factores que influyen en la dispersión del público pueden venir de diferentes partes: un ruido estridente al fondo, el audio no llega bien a toda la sala, hay camareros pasando por delante del escenario, etc. Esos son factores externos que podemos prever pero no controlar.
Hoy os voy a hablar de los factores que nosotras sí podemos - y debemos- dominar para convertirnos es oradoras del primer grupo (las que hacen explotar cabezas).
H.U.M.O.R.
El primero punto es obvio ¿no? No me digas que no lo viste venir. Analiza tu guión en busca de ideas que te puedan dar pie a meter una observación graciosa*. Calcula el tiempo que te tomará la exposición total y distribuye a lo largo de ella tus chistes. Tras una larga explicación, un chascarrillo generará un efecto sorpresa que bajará la guardia de tu público y hará que se relaje y te escuche con oídos renovados.
*Ten cuidado con el contexto. Si estás haciendo una conferencia sobre un tema grave, una enfermedad o un acontecimiento atroz, no es el lugar. Guárdate los chistes para compartirlos en la intimidad.
VOLUMEN
Como en las mejores canciones. Los cambios de volumen despiertan. Puedes hacerlos con tu voz y/o con elementos como una palmada o un video. Un ruido estruendoso nos espabila y pone en alerta. Un silencio inesperado también. Juega con la expectativa de tu público y así les ayudarás a seguir atentos a cada paso y palabras que des ahí arriba.
RITMO
Como en las mejores canciones, pero al revés. Las canciones generalmente tienen un ritmo que se repite cíclicamente, nos gusta preverlo, tanto que cuando una versión irrespetuosa de nuestra canción favorita pretende alterarlo nos sentimos ofendidas (‘¡¡¡buuhhh ha destrozado un éxito!!!’) En las exposiciones orales (conferencias, clases o monólogos cómicos) tenemos que tener cuidado de todo lo contrario.
No hay que caer en un ritmo monótono y repetitivo. O mejor dicho, tenemos que mantener alerta a nuestro público alternando diferentes ritmos.
Cuando no lo hacemos el cerebro de nuestros oyentes se acostumbra al compás y si bien nos siguen mirando fijamente, su cerebro desconecta y se va a hacer la lista de la compra. Te ha pasado alguna vez, estabas escuchando a tu amiga contarte algo y cuando te quieres dar cuenta te está contando una historia totalmente distinta. Eso es porque desconectaste. Tu cuerpazo estaba ahí pero tu cerebro intentaba recordar si cerraste el gas.
Como siempre te recomiendo que no intentes aplicar los tres consejos a la vez, a ver, digamos que no es necesario. Poco a poco, uno tras otro. Cuando te sientas cómoda con el tema del ritmo empieza a jugar con el volumen de tu voz enfatizando donde creas que es necesario. Luego anímate a hacer chascarrillos. Y así, un paso a la vez. Fíjate qué efecto consigues en tu público y anótalo después para repetir lo que fue bien y analizar por qué fue mal lo que fue mal.
¿Se te ocurren otras formas de generar sorpresa en tu conferencia? Me encantaría que lo compartas conmigo. ¡Charlemos!
Es fácil darse cuenta de por qué es importante conocer estos recursos ¿verdad?
En octubre inicio mi nuevo curso de stand up comedy. Las inscripciones están abiertas, pero son muy poquitas plazas (10 lugares nada más). Si te interesa profundizar sobre cómo mejorar tus exposiciones en público o simplemente quieres aprender nuevas habilidades comunicativas a través del humor, tienes toda la información aquí.
A lo mejor todavía no te has decidido a hacerlo, pero cuanto más lo pienses más vas a querer hacerlo.
Comments