hola, no estás sola
- Nuria Jiménez
- 26 abr 2018
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 25 ago 2018

A menudo reprimo mi impluso de quejarme por el #machismo del mundo del stand up. No me corto tanto a la hora de denunciar el machismo en el mundo en general. Pero en el medio en el que me muevo y en el que las #mujeres, al menos en España, debemos de ser como mucho un 15% (basándome a simple vista en la programación de shows actual) me privo mucho de decir lo que pienso por pura estrategia. Si la mayoría del tiempo estoy rodeada de hombres y de ellos depende que me salgan escenarios, no sería inteligente ir cantando a los cuatros vientos lo muy machistas que son. Lo inteligente, como mujer, es reirles las gracias, darles las gracias por la oportunidad y siempre aparentar que todos me caen bien, aunque justo acaben de hacer un chiste machista en el escenario porque creen que el público necesitaba ser compensado después de mi rutina feminista. Es muy ridículo pero pasa.
Sin embargo cuando alguno hace chistes sobre niños en sillas de ruedas ninguno siente la necesidad de contrarrestarlo haciendo chistes sobre lo bien que funciona la seguridad social.
Hay una especie de miedo a que el público piense “¡qué coñazo! otro show #feminista”, cosa que nunca he escuchado. Sin embargo sí he oído “qué coñazo, otro haciendo chistes de tiendas de chinos”.
En los equipos de guionistas para programas de radio o televisión la cosa no mejora. Los presentadores son hombres, las mujeres acompañan o tienen alguna sección de minutos, y la mayoría están escritos por equipos de guionistas hombres con, con suerte, una mujer guionista. Que a menudo es considerada “la mujer o la novia de…” Y esto no es casualidad. En un medio tan hostil para las mujeres la verdad es que muchísimas de las que consiguen un lugar lo hacen gracias a que un hombre las representó. Y digo representó, no ‘enchufó’ porque es muy distinto. Un enchufe es lo que hace el PP con sus cuñados. Sin embargo la mayoría de mujeres que conozco que llegaron a trabajar en los medios gracias a la representación de un hombre son profesionales talentosísimas y trabajadoras, muchas probablemente lo sean más que sus superiores, y lamentablemente no lo habrían logrado sin la ayuda de un novio/marido/padrino, porque #techodecristal.También tengo claro que si no se lo merecieran no estarían ahí, porque la verdad, amigos, es que si una de nosotras llega a algún lugar sin estar preparadas somos las que menos duramos. Eso de “si no fuera el hijo del jefe se comería los mocos” con nosotras no aplica.
Nosotras si no demostramos un 150% que nos merecemos lo que tenemos duramos dos cafés.
Pero el stand up no es para llorones, como me enseño mi maestro Angelini. Y si no lo es para llorones, mucho menos lo es para lloronas. Quejarse tiene una razón y una finalidad, pero no es todo lo que, en mi opinión, podemos y debemos hacer. Con los años he aprendido que el cabreo es un motor #creativo importante para mi. A menudo me he encontrado transformando la energía de mi ira en impulso para crear cosas. Crear mi propio ‘momento y lugar indicado’. Ese cabreo me llevó hace años a fundar Cinco al hilo. El primer grupo de cómicas de stand up íntegramente femenino que durante un par de años abrió las puertas de muchos boliches en Uruguay, no solamente a las mujeres sino a la incipiente llegada del stand up comedy en general. Fue la amistad con una amiga cómica la que me impulsó a empezar mi aventura como docente de #monólogos. Fue Cómicas, un escenario para mujeres, un oasis en la oferta madrileña, el primero que me dió la oportunidad de hacer más de 10 minutos de texto en mi pais. Hoy siguen siendo numerosos los ejemplos de colaboración femenina que logran reivindicar espacios para nosotras. Es el caso de Perfaloña y de Minas, en Uruguay, las internacionalmente conocidas Persona, La Sonrisa Vertical o Complejas en Argentina o Las manzanas de Eva que aglutina la representación femenina de cómicas de diversos países de américa latina, por mencionar aquellos que conozco de primera mano.
Hay que hacerlo hermanas. Sin complejos. Sin vergüenza.
Sin miedo a que se nos llene de etiquetas que nada tengan que ver con la comedia (cosa que va a pasar lo queramos o no). Cuando tengamos la suerte de tener un hombre que nos represente hay que aprovecharlo también. Cuando tengamos la oportunidad de exponernos ante una mujer poderosa también hay que aprovecharlo. Y cuando no, hay que hacer ruido. Tenemos que hacernos nuestro lugar, chicas, porque si nosotras no lo hacemos nada va a cambiar. Porque los que están cómodos son los que tienen menos motivos para querer que las cosas cambien.
Hay que juntarse, porque da pereza, da #rabia y sobre todo es doloroso ser consciente de lo muy distinto que es el mundo para nosotras, pero juntas somos más fuertes.
Que unas hablen de buscar marido y otras del aborto no nos hace menos compañeras. No somos competencia. Somos colaboradoras para que cada vez haya más oportunidades para todas.
Déjame abajo tus comentarios, estaré encantada de leerte. Soy toda ojos.

Vive en tu piel qué se siente haciendo reír.
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